Primero me llamó gilipollas. Luego me dio su Instagram. Así es como se vende.
Era verano.
Yo estaba soltero, con mis amigos, en el reservado de una discoteca al aire libre en Jumilla.
Risas, copas, calorcito.
Todo en orden.
Hasta que la vi.
En medio de la pista, entre luces y humo, apareció una chica que parecía sacada de otro planeta.
Y ahí salió mi vena seductora.
La vena del que va a por lo que quiere.
Crucé todo el reservado, esquivé mesas, pasé entre grupos de gente, y me planté a unos metros de ella con una sola intención: que me mirara.
Quería llamar su atención.
15 minutos.
Nada.
Cero miradas. Cero gestos. Cero señales.
Yo ahí, como un idiota con cara de interesante… y ella, como si yo fuera parte del mobiliario.
Así que cambié de estrategia.
Bajé a su nivel. Literal. Me puse a su lado.
Tampoco funcionó.
Ella hablaba con sus amigas como si yo no existiera.
Entonces ocurrió:
Se fue al baño con una amiga.
Y pensé: “Este es mi momento.”
Y sí… muchos pensaréis:
“¿Estás loco? ¿La vas a perseguir?”
Sí.
Exactamente igual que perseguimos a un cliente que aún no sabe que le podemos cambiar la vida.
Fui detrás.
Ella estaba en la cola del aseo.
Me acerqué y le solté:
—“¿Me tienes la copa?”
Ella me miró con cara de confusión:
—“¿Sí?”
Y justo cuando se abrió la puerta de esos baños portátiles compartidos…
me colé.
Ella soltó:
—“¡Te has colado!”
Y yo:
—“¿Te metes conmigo?”
Y antes de que pudiera responder… cerré la puerta.
Desde dentro escuché:
—“Guarro.”
—“Gilipollas.”
—Y una risa.
Pero algo había cambiado.
Cuando salí, la copa estaba en el suelo.
Pero ella ya sabía que yo existía.
Volví a la pista, me coloqué a unos 3 metros de distancia.
Y ahí empezó el juego:
Ella me miraba de reojo.
Yo le sonreía.
Ella fingía que no…
pero lo hacía.
Cuando me miró 3 o 4 veces, supe que era el momento.
Me acerqué y le dije:
—“Dame tu Instagram.”
Y ella, sin pestañear:
—“No te lo mereces.”
—“No se lo doy a cualquiera…”
Y ahí me di cuenta de algo:
Captar un cliente es exactamente igual que ligar.
Primero tienes que existir.
Luego destacar.
Luego insistir.
Y si lo haces bien… te dan el lead.
A veces te cuelas.
A veces haces el ridículo.
Pero si lo persigues con intención, estrategia y un poco de cara dura…
Funciona.
Ademas me gustaría aclarar una cosa…
Esto no va solo de escalar tiendas online.
Ni de vender en Amazon.
Ni de conversiones frías ni métricas vacías.
Va de saber cómo pensar, cómo moverse, cómo destacar en un lugar donde nadie te espera.
¿Quieres saber cómo aplico esta misma estrategia para vender miles de productos cada año desde mi tienda?
¿O cómo hago que un simple anuncio destaque en medio del ruido, en Tiktok, Facebook, o donde sea?
Te lo cuento.
Gratis.
A diario.
(Lo intento. Si ese día no estoy muy liado.)
- Cierres de venta (online, teléfono o cara a cara).
- Estrategias que me han hecho escalar.
- Técnicas para generar deseo donde nadie mira.
- Y cómo no parecer necesitado (ni en el amor, ni vendiendo).
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Pero si no entras, no sabrás cómo termina esta historia.
Y mucho menos cómo vender como si te estuvieran mirando de reojo.
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Las dos cosas funcionan.